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Qué es


Ante acontecimientos alarmantes, el cuerpo tiene un mecanismo natural adaptativo que hace alertarnos, se llama ansiedad. Realmente, tener cierto nivel de esta es necesario para reaccionar ante situaciones verdaderamente peligrosas. La ansiedad moderada ayuda a que nos mantengamos concentrados y afrontemos los retos futuros que quedan por acometer.

Sin embargo, puede darse que, en muchas ocasiones, se vea desbordado el sistema de respuesta y funcione defectuosamente. Es decir, la reacción ansiosa es desproporcionada respecto a la situación, de hecho, es muy corriente su presencia en ausencia de peligro real existente. La persona se paraliza y siente indefensa y, por regla general, el funcionamiento fisiológico y psicosocial sufre deterioro. Se considera un trastorno cuando la ansiedad se presenta en momentos ilógicos o es tan intensa que coarta al individuo en el desarrollo normal de las actividades rutinarias.

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Causas


  • Causas genéticas: es posible heredarla mediante los genes. Eso no significa que, alguien que por naturaleza no sea ansioso, no pueda experimentar ante una situación de tensión el sentimiento de temor.
  • Causas circunstanciales: sucesos traumáticos como sufrir un incendio, un accidente de tráfico o un atentado terrorista pueden conducir al estado de pánico. En esta tesitura, la ansiedad puede durar durante meses o años o desaparecer en el momento cuando finaliza el problema. A esto se le conoce como trastorno de estrés postraumático.
  • Consumo de drogas: tomar LSD, éxtasis o anfetaminas son sustancias estupefacientes que pueden provocar atauques nerviosos. La cafeína o la teína también pueden afectar a algunas personas.
  • Experiencias significativas vitales: aunque no lleguen a ser traumáticos, los cambios repentinos en la vida pueden originar angustia, por ejemplo, cambios en el terreno laboral (un ascenso, un despido, etc.) o un embarazo.

Síntomas


Principalmente, los síntomas más molestos son los que se manifiestan a nivel físico y emocional. Es imprescindible reconocer  ambos tipos de señales y, cuando se detectan, acudir inmediatamente al médico. Si una persona percibe síntomas  de ansiedad intensos y no se trata cuanto antes, puede traducirse en empeoramiento del problema, sufrirlos con mayor frecuencia y entrar en un estado de agorafobia.

  • Síntomas mentales: cansancio, dificultad para concentrarse, preocupación permanente, irritabilidad y dificultad para conciliar el sueño.
  • Síntomas físicos: sudoración exagerada, pulsaciones altas, tensión muscular, mareos, temblores, desmayos, falta de apetito, diarrea y dificultad al respirar.

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Prevención


La ansiedad es un sentimiento de temor  normal ante situaciones difíciles o amenazantes. Según datos oficiales, el 10% de la población sufre algún episodio ansioso alguna vez en su vida. No es negativa en sí misma, debido a que para hacer frente a los peligros nos motiva y alerta. El problema viene cuando los episodios nerviosos se manifiestan frecuentemente, con una intensidad elevada y sin motivo aparente, limitando a las personas en las tareas diarias.

Es imprescindible adoptar un estilo saludable de vida para prevenir la ansiedad, evitando la consumición de drogas y sustancias que la provocan, por ejemplo, la teína, cafeína, anfetaminas, éxtasis o LSD.

La práctica de ejercicio físico regularmente ayuda a liberar la carga mental y evitar las sensaciones ansiosas. Para personas con un alto grado de ansiedad quizás no sea recomendable, ya que el deporte sube las pulsaciones y la frecuencia respiratoria y puede ser confundido con los síntomas.

Al mismo tiempo, las técnicas de relajación permiten prevenir el desencadenamiento de las crisis nerviosas.

Tipos


Trastorno de ansiedad generalizada:


Se podría definir como una tensión crónica provocada por motivos desconocidos. Estos nervios descontrolados y preocupación exagerada debe darse casi a diario y es diagnosticado como tal cuando viene repitiéndose durante, al menos, seis meses.

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Trastorno de pánico o ataque de angustia:


El individuo experimenta constantemente ataques de pánico que nacen espontáneamente. Es una ansiedad extrema y aguda en la que, con frecuencia, la persona que la sufre cree que puede morir. Estos ataques de intenso miedo repentino no tienen causa directa. En innumerables ocasiones, los sujetos que padecen este trastorno sienten miedo a volver a tener un nuevo ataque, que no pueden predecir cuándo va a ocurrir, se le llama ansiedad anticipatoria.

Trastorno fóbico:


Trastorno que tiene como característica principal la presencia constante de un temor irracional ante una situación, actividad u objeto concreto. Como consecuencia, surge la evitación de los mismos. Por ejemplo, el miedo a los espacios cerrados o abiertos, a volar o a los pájaros.

Trastorno obsesivo-compulsivo:


Se trata de acciones y/o pensamientos generados involuntariamente y que la persona no puede evitar hacer o pensar para parar la ansiedad generada. El sujeto es capaz de reconocer el carácter irracional de sus acciones y/o pensamientos. Por ejemplo, lavarse las manos continuamente.

Trastorno por estrés post-traumático:


Les sucede a las personas que conservan secuelas psicológicas derivadas del impacto de una experiencia emocional negativa como un accidente, violación, guerra, etc. Se distingue por recordar constantemente el episodio traumático, un estado emocional con vigilancia desmesurada, y disminución del interés general por los acontecimientos cotidianos.

Diagnóstico


Criterios para diagnosticar:


Para evaluar si un paciente sufre de este problema de salud, se recomienda el descarte previo de cualquier otra enfermedad. Para ello, el personal médico tiene en cuenta los siguientes aspectos elementos:

  • Síntomas físicos que padece.
  • Historial médico y psicológico de los familiares y el propio paciente.
  • Descartar otra enfermedad que le lleve a generar trastornos ansiosos.
  • Influencia de sustancias tóxicas como la cafeína, cannabis, cocaína u otras drogas sintéticas que propicien crisis de pánico y depresión en personas con predisposición.

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Entrevista estructurada:


Para diagnosticar a las personas de trastornos de ansiedad y comprender globalmente al paciente, el instrumento utilizado por excelencia es la entrevista clínica. Debe obtener la información pertinente para dar diagnóstico y se estructura en cuatro partes:

1.- Fase preliminar: la finalidad es saber el motivo de la consulta.

2.- Fase exploratoria: la persona es preguntada sobre lo siguiente:

  • Síntomas, intensidad, localización, cronología y evolución.
  • Presencia de patologías orgánicas.
  • Factores desencadenantes directos, como duelos, cambios vitales o sucesos traumáticos.
  • Antecedentes personales: depresión pasada, episodios maníacos, etc.
  • Exploración psicosocial: pensamiento, expectativas, creencias, afectividad y entorno social-familiar, personalidad, etc.

3.- Fase resolutiva: se explican los problemas, se informa de la naturaleza de la dificultad al paciente y se pide su implicación en la creación de un plan terapéutico.

4.- Fase final: el médico sugiere al individuo unas determinadas recomendaciones para que empiece a poner en práctica hasta la siguiente consulta.

Escalas:


La posibilidad de diagnosticar la ansiedad a la baja ha propiciado la creación de diferentes escalas que pretenden ser instrumentos para cribar la detección de los trastornos. Por sí mismas, estas escalas no son capaces de contribuir al diagnóstico, pero permiten identificar a individuos propensos a tener patologías mentales, que deberán ser explorados con mayor profundidad. Las escalas más conocidas son la Escala de Hamilton y la Escala de Goldberg para depresión y ansiedad.

Tratamientos


La prescripción de fármacos es el tratamiento más extendido para la ansiedad generalizada. Normalmente se recetan fármacos ansiolíticos como las benzodiacepinas. La toma de benzodiacepinas puede crear dependencia a largo plazo, por eso, antes de interrumpir el tratamiento, es necesario reducirlo gradualmente antes de dejarlo. Los efectos secundarios que proporcionan las benzodiacepinas son compensados por el alivio generado.

Para la gente con ansiedad generalizada, la buspirona es otro medicamento muy eficaz. Parece que su utilización no conlleva dependencia. Sin embargo, la buspirona suele tardar más de dos semanas en actuar, a diferencia de las benzodiacepinas, que tienen un efecto casi inmediato.

La terapia cognitiva por lo general no da buenos resultados debido a que la ansiedad no se relaciona con situaciones desencadenantes claras.

La ansiedad generalizada se explica por conflictos psicológicos ocultos. Dichos conflictos tienen su origen en inseguridades y autocríticas destructivas hacia uno mismo. La psicoterapia puede ser útil para ayudar a entender y resolver enfrentamientos psicológicos internos.

Vídeo relacionado con la ansiedad, el estrés y salud mental: